Por sobrealimentación se entiende un consumo excesivo de energía, más de la que gastamos. Según la SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad), el 62.3% de la población española adulta padece exceso de peso, y además éste aumenta entre ½ y 1 Kg cada año. La causa más frecuente de este ascenso es el estilo de vida, caracterizado por una alimentación inadecuada con un alto contenido energético, y por el sedentarismo típico de las sociedades modernas. A parte hay más causas que justifican este desequilibrio, como son: la falta de horarios regulares, saltarnos comidas, el estrés y el poco tiempo para comer (que nos hace abusar de platos precocinados o rápidos)…
Como consecuencia, existe un mayor riesgo de padecer “las enfermedades de la abundancia”, tales como: enfermedades cardiovasculares (hipertensión arterial, accidentes vasculares cerebrales), diabetes tipo 2, osteoartritis, apnea del sueño, tumores (en colon, recto, próstata, mama, ovario), alteraciones psicológicas (como la depresión).
Resulta imprescindible mejorar nuestra forma de alimentarnos, dándonos cuenta de que estamos comiendo, no porque tengamos hambre, sino por ansiedad, aburrimiento o tristeza. Los expertos nos recuerdan las señales que pueden indicarnos que estamos comiendo de más, debido a causas emocionales:
- Aumentar de peso de forma rápida y desproporcionada.
- Notar molestias en el estómago (digestiones pesadas).
- Pensar en lo que hemos comido y no acordarse.
- Comer de más, como recompensa de haber tenido un mal día.
- Picar más cuando se está nervioso y preocupado.
- Darse un atracón de dulces a media noche.
Identifica tu problema
La Dra. Marina Díaz (Jefa de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid), indica unas pautas generales para reconocer si tenemos un problema con la comida y cómo ponerle una solución:
- Autoobservación: Anota durante una semana todo lo que vas consumiendo. Este diario dietético te permitirá ser consciente de tus errores.
- Anota los detalles: Cuanto más escribas, mejor. Si estabas solo, dónde, a qué hora, qué comías y cómo te sentías. Lo cual facilita reconocer la base emocional de tus reacciones.
- Analiza: Repasa tus notas y analiza tus patrones de conducta respecto a la comida.
- Toma conciencia: Come despacio, masticando y disfrutando de los sabores. Antes de abrir la nevera, pregúntate si tienes hambre o si comes porque te sientes aburrido, triste o estás estresado.
- Buscar alternativas saludables: Cuando comas por aburrimiento o ansiedad, busca actividades que ayuden a llenar ese vacío emocional. Da un paseo, escucha tu música favorita mientras tomas una infusión, realiza alguna manualidad mientras comes una pieza de fruta…
- Márcate un horario: Realiza cinco comidas al día, empezando por un buen desayuno, tomando algo a media mañana y a media tarde. Se trata de repartir adecuadamente la comida.
Recuerda que nunca es tarde para aprender a comer de forma sana y equilibrada. Cuanto antes lo hagamos mejor, nuestra salud lo agradecerá.
En la sociedad occidental actual, uno de los nutrientes que más alarma social genera es la grasa. Es necesaria, en cierta medida, para el correcto funcionamiento del organismo, pero no todos los tipos son iguales.
Cuando una persona comienza a hacer una dieta, está rodeada continuamente de tentaciones, pero con esfuerzo y sacrificio, la recompensa vale la pena.
Por fin podemos hacer un viaje! Aunque tener diabetes no incapacita para evadirte de tu rutina, sí que tienes que tener presente algunos aspectos para que disfrutes del viaje sin complicaciones.