La Dieta Mediterránea es un estilo de vida, no solo un patrón alimentario que combina ingredientes de la agricultura local, las recetas y formas de cocinar propias de cada lugar, las comidas compartidas, celebraciones y tradiciones, que unido a la práctica de ejercicio físico moderado pero diario favorecido por un clima benigno completan ese estilo de vida que la ciencia moderna nos invita a adoptar en beneficio de nuestra salud, haciendo de ella un excelente modelo de vida saludable.
La Dieta Mediterránea es una valiosa herencia cultural, que a partir de la simplicidad y la variedad ha dado lugar a una combinación equilibrada y completa de los alimentos, basada en productos frescos, locales y de temporada en la medida de lo posible. Abarca a todos los pueblos de la cuenca mediterránea y que está constituido de paisajes, cultivos, y técnicas de cultivo, de mercados, de elaboraciones, de espacios y gestos culinarios, de sabores y perfumes, de colores, de tertulias y celebraciones, de leyendas y devociones, de alegrías y tristezas, de innovación tanto como de tradiciones.
Ha sido transmitida de generación en generación desde hace muchos siglos, y está vinculada al estilo de vida de los pueblos mediterráneos a lo largo de su historia. Ha ido evolucionando, acogiendo e incorporando nuevos alimentos y técnicas fruto de la posición geográfica estratégica y de la capacidad de mestizaje e intercambio de los pueblos mediterráneos.
La pérdida de nuestro modelo alimentario se debe a la occidentalización de nuestros estilos de vida y a lo que denominamos la transición nutricional, junto a la “falta de tiempo”. La transición de un modelo alimentario tradicional hacia uno moderno donde abunda la industria alimentaria sobre los fogones de la cocina es una de las causas de la epidemia de la obesidad que nos afecta de forma especial en España. Los platos tradicionales protagonistas de la cocina mediterránea española se sustituyen por la comida rápida occidental, que poco tiene que ver con las costumbres de nuestros padres o abuelos.
Es importante que utilicemos las ventajas de la modernización, la globalización y la tecnología en beneficio de nuestra salud, y no sólo sus desventajas, y para ello debemos hacer hincapié en la recuperación de nuestra cultura alimentaria mediterránea. Nunca en tarde.
Diez recomendaciones básicas de la Dieta Mediterránea
- Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición.
- Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
- El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria.
- Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son más adecuados.
- Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogur y quesos.
- La carne roja se tendría que consumir con moderación y si puede ser como parte de guisos y otras recetas. Y las carnes procesadas en cantidades pequeñas y como ingredientes de bocadillos y platos.
- Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación.
- La fruta fresca tendría que ser el postre habitual. Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente.
- El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo. El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas.
- Realizar actividad física todos los días, ya que es tan importante como comer adecuadamente.
En la sociedad occidental actual, uno de los nutrientes que más alarma social genera es la grasa. Es necesaria, en cierta medida, para el correcto funcionamiento del organismo, pero no todos los tipos son iguales.
Cuando una persona comienza a hacer una dieta, está rodeada continuamente de tentaciones, pero con esfuerzo y sacrificio, la recompensa vale la pena.
Por fin podemos hacer un viaje! Aunque tener diabetes no incapacita para evadirte de tu rutina, sí que tienes que tener presente algunos aspectos para que disfrutes del viaje sin complicaciones.